30: De la intención a la acción: Cómo concretar tus objetivos.
¿Alguna vez has sentido que tienes claro lo que quieres, pero cuando llega el momento de actuar para alcanzarlo, algo te detiene?
Tal vez buscaste información, pediste consejo, planeaste... pero la intención que pusiste al inicio, se diluyó…
En este episodio, vamos a explorar cómo puedes alinear tu intención sincera con acciones concretas, para que puedas avanzar hacia tus objetivos valiosos. Además, vamos a explorar cómo tu atención puede fortalecer la intención detrás de tus proyectos.
La intención es más que un simple deseo. En términos prácticos, la intención refleja tu voluntad consciente de realizar una acción.
Si estás llevando a cabo un proyecto que es distinto a otras cosas que habías hecho antes o que significa un cambio importante en tu vida, tu intención sincera es como la primera piedra en la construcción de ese proyecto.
¿Qué está detrás de tu intención?
Tu intención refleja tu elección para alcanzar algo que te importa y tu compromiso para alcanzarlo.
Para descubrirla, necesitas escucharte y estar en sintonía con lo que realmente te importa.
Para hacerla realidad, con compromiso, necesitas (1) definir claramente lo que quieres alcanzar (los resultados en tu vida), y (2) diseñar acciones específicas para alcanzar esos resultados.
Un ejemplo de esto es el compromiso que tengo contigo a través de este podcast “Aprende Siendo con Mirtha”. Mi intención es acompañarte en tu proceso de aprendizaje, y mis acciones respaldan esta intención al publicar episodios quincenales, sin falta.
Ahora, pensemos en tu caso.
Si tienes una visión del futuro que valoras, de cómo deseas vivir, ¿qué harás para que esto sea una realidad?
Necesitas acciones concretas.
Por ejemplo, si has decidido estudiar un posgrado, para cambiar de carrera y tener una vida que refleje mejor tus valores, ¿ya has tomado los pasos concretos necesarios, como investigar programas y postular?
“Obras son amores y no buenas razones” según un dicho popular. Significa que las acciones dicen más que todo lo que podrías explicar o justificar.
En el ejemplo del posgrado, si no tomas alguna medida concreta, tu decisión puede quedarse solo en palabras, en un sueño. Y eso te afecta a ti, más que a nadie más, porque no estarías cumpliendo un compromiso contigo – por más explicaciones que tengas.
Entonces, si ya tienes objetivos valiosos, pero no has actuado, puede ser que no hayas definido esas acciones específicas que necesitas para alcanzarlos.
Y si ya estás llevando los cursos, a la par de tu trabajo actual, ¿ya definiste cómo te organizas en tu día a día para realizar ambas actividades, además de tus actividades personales? ¿Cómo te ayudas para no exigirte demasiado ni afectar tu bienestar, en el camino? ¿Tienes una red de soporte?
Esas acciones deben ser adecuadas para que puedas implementarlas.
¿Qué acciones son adecuadas para ti, en tu situación actual?
Si tú decides hoy hacer un cambio importante y quieres hacerlo en el menor tiempo posible, quizá programas actividades para 18 horas diarias (“porque puedes”, te dices en tu mente), con agenda llena, asumiendo una concentración absoluta… Pero, ¿podrás hacerlo?
¿Y los otros objetivos valiosos que tienes en tu vida?
Tus acciones necesitan ser factibles.
Responde estas preguntas:
-Las acciones que planeas hacer, ¿dependen de ti?
-¿Tienes los recursos para llevarlas a cabo?
-¿Tienes las competencias necesarias?
-¿Puedes convocar a otras personas para que cooperen contigo?
Responder estas preguntas te ayudará a definir un plan realista y alcanzable, adaptado a tus circunstancias personales.
Te darás cuenta de que tú puedes alcanzar tus objetivos a tu manera porque eres una persona única, con tu personalidad, experiencias de vida, entorno sociocultural, creencias ...
Y todo esto define lo que tú crees que es posible hoy.
Pero, tus circunstancias pueden cambiar, ¿cierto?
Tu intención permanece cuando defines alternativas y actúas de manera flexible.
Tus circunstancias pueden cambiar por situaciones externas a ti porque el mundo es cambiante e incierto. Además, pueden cambiar por tus propias acciones, porque estás actuando para alcanzar tus objetivos valiosos.
Sin embargo, no puedes controlar todo.
¿Qué puedes hacer para sentir que estás siendo fiel a esa intención?
Reflexiona sobre cosas que pueden ocurrir en el camino, tratando de prever ciertas situaciones y cómo tú podrías actuar en ellas.
Esto te permitirá reconocer, de manera consciente, formas de actuar alternativas para alcanzar tus objetivos valiosos. El mensaje clave es que tienes alternativas, no hay una única manera de hacer las cosas.
Acepta la incertidumbre y valora el hecho de que estás aquí hoy.
Y sí puedes encontrar maneras de actuar para alcanzar tus objetivos, aunque no sean las que hayas pensado de manera anticipada.
Puedes desarrollar tu flexibilidad para tomar decisiones en circunstancias nuevas, reconociendo quién eres: una persona valiosa y líder de tu vida.
Entonces, no te desalientes cuando las cosas no salen como piensas. Estás aprendiendo y generando esa resiliencia o fuerza interior para adaptarte, responder y actuar con propósito, aun en circunstancias nuevas.
¿Cómo estás tú cuando implementas tus acciones?
Replanteo la pregunta, ¿dónde están tu mente y tus emociones cuando actúas para cumplir tus objetivos valiosos?
Tú necesitas estar presente, con toda tu atención en lo que estás haciendo.
Si somos realistas, no estarás 18 horas al día actuando para lograr un objetivo valioso.
Y tampoco te funciona hacer varias cosas a la vez.
El tiempo que dediques a tu proyecto es para ti porque ese proyecto es tuyo.
Necesitas orientar tu atención hacia eso que estás haciendo y traer tu intención a ese momento: ser consciente de para qué estás actuando.
Puede sonar difícil, pero lo podrás hacer mejor con la práctica.
Te doy tres recomendaciones:
Genera el entorno que necesites.
La idea es ayudarte para concentrar tu atención en lo que estás haciendo. Por ejemplo, puedes ordenar tu ambiente de trabajo, definiendo la disposición, colores o música que te ayuden con ese fin.
Además, puedes elegir los momentos del día en que tienes mejor predisposición para realizar ciertas tareas (por ejemplo, escribir en la mañana y revisar tu texto en la tarde, mientras tomas un café).
Reconoce tus pensamientos y emociones.
Tus pensamientos son estímulos poderosos que pueden distraerte y generar ciertas reacciones.
¿Te ha pasado que tenías todo listo para escribir un informe, habías agendado un par de horas por la mañana, pero no lograste escribir nada?
Si tratas de recordar situaciones parecidas, ese tiempo no estuviste en blanco. Tuviste pensamientos que te llevaron a distintos lugares y, cuando te diste cuenta, sentiste angustia porque te quedaba poco tiempo. Y con esa emoción, ¡qué ibas a poder concentrarte!
Prepárate para orientar tu atención.
¿Qué haces antes de iniciar una acción que te permitirá cumplir tu objetivo valioso?
Puedes dedicar unos minutos a centrarte. Puedes hacer una breve meditación o simplemente caminar al aire libre para despejar la mente y cortar la energía que traías de la otra actividad que estabas haciendo.
Reflexiona sobre lo que estás a punto de hacer y para qué lo haces.
¿Qué necesitas pensar de ti? Que eres capaz, que eres importante…
Tu proyecto es importante porque tú lo has escogido, le das forma y mereces hacerlo realidad.
Conclusión
Alinear tu intención sincera con acciones concretas y factibles es esencial para alcanzar los objetivos que realmente te importan. Recuerda que tu proyecto es valioso porque refleja lo que tú valoras en la vida y tienes que estar presente, orientando tu atención hacia tus acciones.
Sigue escuchando "Aprende Siendo con Mirtha" y construye la vida que valoras, con tus decisiones, en el presente.
Notas
Para ampliar sobre la relación entre la intención, la atención y la acción, puedes consultar las siguientes fuentes:
- Funes, M. J. y Lupiáñez, J. (2003) La teoría atencional de Posner: una tarea para medir las funciones atencionales de Orientación, Alerta y Control Cognitivo y la interacción entre ellas, Psicothema, 15(29), 260-266
- Lau, H.C., Rogers, R. D., Haggard, P. & Passingham, R.E. (2004) Attention to Intention, Science, 303(5661), 1208-1210. doi: 10.1126/science.1090973
- Sheeran, P. & Webb, T.L. (2016) The Intention–Behavior Gap, Social and Personality Psychology Compass, 10/9, 503–518. doi: 10.1111/spc3.12265
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