7: El reto de aprender distinto, con confianza.
¿Has decidido iniciar algo completamente distinto a lo que habías hecho antes, sin saber cómo terminaría? Si es así, probablemente, sientes varias emociones mezcladas.
Incluso, si has sentido que no avanzabas o no tenías resultados, podrías haber pensado en desistir.
En este episodio, hablamos de la confianza durante tu aprendizaje que puedes alimentar con tus elecciones y reconocer con humildad. Para ello, te voy a contar un poco de mi experiencia personal cuando realicé mi investigación doctoral sobre desarrollo humano y autonomía y luego te haré algunas preguntas para tu reflexión,
Si has iniciado algo muy distinto a lo que habías hecho antes, probablemente, has sentido varias emociones mezcladas. Entre ellas, curiosidad por lo que es posible y miedo porque puedes perder la seguridad que tenías antes de iniciar.
Sabes y sientes que tu realidad no será la misma después de esa experiencia.
Por otro lado, si percibes que las cosas se han puesto difíciles, que no avanzas según lo planeado, que no comprendes lo que ya deberías manejar y no ves resultados, te pueden asaltar pensamientos como
“¿y si lo dejo?” y “¿si me dedico a hacer algo que ya me da buenos resultados?”
Te comprendo perfectamente. Por eso, me gustaría hablar de la confianza durante tu aprendizaje que puedes alimentar con tus elecciones y reconocer con humildad.
Para ello, te voy a contar un poco de mi experiencia, cuando llevaba a cabo mi tesis doctoral (entre los años 2004 y 2009), como investigadora en una universidad europea.
Mi experiencia
Mi decisión de iniciar y completar mi doctorado ha sido muy importante en mi vida, no solo en términos de logros académicos, sino por sus efectos en mi vida...
En este episodio, comparto mis reflexiones sobre este proceso, resaltando mis nuevas maneras de aprender desde la experiencia y de aprender con otros seres humanos, a pesar de que se trataba de una investigación individual.
Una pincelada a esta experiencia
Era un proyecto personal muy distinto a cualquier cosa que hubiese hecho antes.
Implicaba vivir fuera de mi país por cinco años, con dedicación exclusiva a mi investigación, dejando de hacer muchas otras cosas (con un “costo de oportunidad” alto en términos económicos) y con la incertidumbre de dónde podría laborar al culminar mi investigación.
Sin embargo, la universidad fue mi hogar y pude conocer a personas nobles y motivadas por contribuir a mejorar nuestro mundo. Fui bendecida con becas de investigación y de viaje, así como pude participar en diversos eventos académicos.
En realidad, fue un periodo de aprendizaje constante en diversos campos y países que cambiaron mi perspectiva del mundo, de mis relaciones con otros seres humanos y conmigo misma.
Recibí muchos “regalos” que me abrieron distintas posibilidades y adopté el hábito de reflexionar sobre mis experiencias de manera permanente.
Definitivamente, fue mucho más de lo que había imaginado antes.
¿De qué trataba mi investigación?
Acerca del desarrollo humano y cómo proyectos de desarrollo, dirigidos a poblaciones en situación de pobreza material, podían influir en las capacidades de las personas que participaban en esos proyectos.
Era una investigación aplicada porque yo quería contribuir a la gestión de proyectos y a la práctica de la cooperación internacional para el desarrollo – es decir, cómo países donantes pueden cooperar de mejor manera con países en desarrollo.
Por ello, incorporé un periodo de trabajo de campo en el año 2005; es decir, realicé distintas actividades (entrevistas, grupos focales de discusión, encuestas, observación) con las personas involucradas en proyectos que se ejecutaron en Nicaragua y El Salvador y fueron financiados por Luxemburgo.
Podría comentarte mucho y no terminaría…
He decidido contarte tres aspectos que considero son centrales en todo proceso de aprendizaje.
1. ¿Para qué decides aprender?
Durante el primer año de mi investigación, yo había comenzado a hablar de “capacidades básicas”. Sin embargo, mi asesor principal me hizo preguntas fundamentales:
- Básicas, ¿para qué?
- ¿Qué es importante?
Así, poco a poco, con nuevas preguntas, llegué al concepto de autonomía que se volvió central en mi investigación.
De hecho, todas las personas valoramos poder elegir, aunque parezca que no sea así por determinadas circunstancias. Un importante estudio del Banco Mundial llamado “Voces de los Pobres”, en 1999, identificó cinco aspectos centrales del bienestar y del mal-estar, identificados por más de 20 mil personas en 23 países, incluyendo cuatro de América Latina.
Uno de estos aspectos centrales era “libertad para elegir y para actuar”.
Esta pregunta ¿para qué? me acompaña en mis principales decisiones.
Y estoy muy agradecida porque tuve la libertad para definir los objetivos y el diseño de mi investigación, ajustando o modificando, según lo que yo consideraba necesario.
Y esa libertad me dio la “energía” para completar mi investigación. Fortaleció mi confianza y motivación. Pude experimentar en mi vida lo que quería promover con mi investigación.
2. ¿Te especializas o no? Tú puedes elegir
Mi profesión base es economía. Cuando inicié mi doctorado, mi experiencia profesional la había desarrollado en un banco privado y tenía una maestría en administración.
Entonces, decidí llevar cursos especializados para fortalecer un análisis formal que, según yo, se esperaba para un doctorado (era mi “creencia”).
Para ello, tuve que recordar algunas materias de mis estudios de pregrado y compensar el hecho de que no había hecho investigación de manera constante desde que obtuve mi título profesional. Incluso, cuando me refería a mi investigación, usaba términos técnicos que estaba comprendiendo paulatinamente, pero estaba lista para los retos.
Comencé a explorar y descubrirme
Mientras me conectaba más con mi “para qué” que es mi propósito fundamental, lo que valoraba en ese momento de mi vida, pude reflexionar sobre cómo lo que hacía honraba esos valores.
En paralelo, me encontraba explorando textos de otras disciplinas: filosofía, sociología, psicología, antropología. Inicialmente, era como que quería descubrir donde sentía “clic”.
En algunos días, sentía más certezas que en otros. Experimenté entusiasmo, confusión, miedo, aburrimiento, cansancio, alegría.
Recurrí a pedir ayuda, no solo a mis asesores. Tuve conversaciones con investigadores para poder comprender otras perspectivas (con colegas, en conferencias).
Desarrollé distintas estrategias para aprender, como yo era en ese momento, una persona en crecimiento.
¿Sabes qué estaba pasando realmente?
Yo estaba integrando distintas ideas y experiencias, de modo que no podía encuadrar mi investigación en una sola disciplina.
Me di cuenta de que la especialización no era para mí. Y ahí cambió radicalmente mi manera de aprender.
Y me puse a construir, disfrutando
Entonces, comencé a tomar unas cosas de una y otra y desarrollar mi propia propuesta.
Sentir que estaba construyendo algo nuevo, me trajo mucha alegría. Era como haber destapado un “baúl de tesoros” y yo estaba acomodando todo su contenido para que brille más y se abra al mundo.
Además, pude ejercer mi capacidad de elegir tanto al definir el ámbito o los alcances de mi investigación (alineados a mi “para qué”), como al explorar distintas alternativas para generar algo nuevo.
Esto fortaleció mi confianza para continuar y también me acompaña en mi práctica docente porque deseo inspirar en mis estudiantes esa actitud de construir su propio aprendizaje.
- ¿Cómo aprendes?
- ¿Te atreves a construir algo nuevo para ti?
3. ¿Tienes que ser experta o experto?
Ahora, veamos qué puede significar aprender con otros seres humanos; en mi caso, las y los participantes de los proyectos en Centroamérica, con quienes interactué durante mi investigación.
Me di cuenta de que, si yo quería comprender sus experiencias para ayudarlas a que puedan conducir su vida, tenía que estar “más cerca”.
Bases de datos y métodos estadísticos eran insuficientes para comprender la diversidad y la riqueza de cada vida. Y ya te conté que yo era economista y había trabajado en un banco, sí con bases de datos… Ese fue otro cambio importante para mí.
Reconocí que yo no era experta
Tenía que preguntar a las personas expertas en vivir su vida, para lo cual usé métodos nuevos para mí (como los grupos focales).
Además, acepté que todo lo que yo podría concluir iba a ser mi interpretación, sobre la base de nuestras conversaciones.
Dejé atrás la idea de que existía una realidad cierta, absoluta, que podía ser conocida. Esa creencia había sido fundamental en mi formación profesional previa.
No tenía que ser experta para aprender
Reconocer que yo no era experta, me llevó a escuchar más, a tener mayor apertura hacia otras formas de pensar, de actuar, de ser.
A caminar más con nuevas pisadas y ver con nuevos ojos.
A aceptar con humildad que yo podía ser un vehículo para que estos seres humanos expresaran su voz.
¡Y lo hacían con tanta generosidad!, pensando en otras personas que podrían participar en proyectos similares en el futuro… Era realmente conmovedor.
Por esta razón, al terminar mi doctorado, regresé a estos países centroamericanos para compartir los resultados de mi investigación con las personas que abrieron sus hogares y compartieron sus vidas conmigo.
Aprender sin ser experta no afecta tu confianza, al contrario
La confianza en ti misma/o, como una creencia de que eres capaz, no se ve opacada por la realización de que no sabes y otras personas son expertas.
Al contrario, cuando haces las cosas de corazón, auténticamente, puedes encontrar la apertura para aprender con otras personas.
Ahí está la confianza en reconocer la dignidad de ellas y la tuya. Y el sentir que puedes asumir riesgos, porque tu confianza no se basa en los resultados que obtengas.
Algunas preguntas de reflexión
En este momento de tu vida, si has decidido iniciar algo completamente distinto a lo que habías hecho antes:
- ¿Qué te motiva?
- ¿Ves opciones para aprender?
Si reconoces que estás viviendo un proceso de aprendizaje,
- ¿Cuándo sientes que estás aprendiendo?
- ¿Qué señales puedes leer en tu cuerpo?
- ¿Has escuchado tus emociones? ¿Qué te dicen?
Te he contado sobre cómo empecé a construir mi propuesta. En tu caso,
- ¿Cuál sería tu baúl de tesoros?
- ¿Cómo se ve? ¿Qué escuchas?
Finalmente,
- ¿Qué puedes aprender acerca de ti, cuando reflexionas sobre tu aprendizaje?
Espero que esta experiencia personal te haya servido e inspirado. Estoy convencida de que puedes concluir aquello que has iniciado con motivación auténtica, aunque te resulte difícil por momentos. Y claro que sentirás distintas emociones.
Te invito a reconocer el ser valioso que eres y tu capacidad para aprender con confianza, en alineación con lo que valoras en tu vida. ¡Adelante!
Notas:
- Muñiz Castillo, Mirtha R. , 2010, Autonomía y proyectos de desarrollo: Cuatro experiencias en Nicaragua y El Salvador, Lima: Corporacion Inthelios S.A. Disponible aquí 📖 (versión digital del documento resumen de mi tesis de doctorado)
- Narayan, D., Chambers, R., Shah, M.K. & P. Petesch (2000). Voices of the poor: crying out for change. Washington, D.C.: The World Bank (Oxford University Press).
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